Everyday Stewardship

May 12, 2019
4th Sunday of Easter

When I was little, I would always cling to the same routine each night before going to bed. I would say to my parents, “Good night.” They would respond, “Good night.” I then would say, “See you tomorrow, okay?” I would await their response, and if they did not respond, I would say it again louder, “See you tomorrow, okay?” I somehow felt that if they did not assure me that I would see them tomorrow, it would possibly not happen. What would happen to me if I awoke and no one was there? It seems silly now, but to a small boy, it was very serious.

In our lives, many of us have somehow bought into the notion that there is so much in the world that can take us away from God. We believe that worldly values, immorality, or evil itself can take us away from God’s love and protection. But there are few greater lies than this. The reality is that if we find ourselves far away from God, the only force that carried us away was our own choices. 

In John’s Gospel, Jesus said, “My sheep hear my voice; I know them, and they follow me…No one can take them out of my hand.” Yes, we are tempted at every side, but no temptation can take us away from him. Unfortunately, sometimes after initial choices, we find ourselves in addiction or dependency, making our reconciliation with God impossible without the help of friends and loved ones. But make no mistake, no one or nothing can take those who are His sheep away from God.

When you think about this, you realize the importance of your actions. The power of your stewardship is great, because by utilizing your gifts, you determine if you will draw closer to or wander away from God. The world can’t do that. The devil can’t do that, nor can the wishful words of a little boy in the night.

-Tracy Earl Welliver, MTS


CORRESPONSABILIDAD DIARIA

12 de mayo de 2019
4º Domingo de Pascua

Cuando era pequeño, siempre me aferraba a la misma rutina cada noche antes de acostarme. Les decía a mis padres: “Buenas noches”. Ellos respondían, “Buenas noches”. Luego les decía: “Nos vemos mañana, ¿de acuerdo?” Esperaba su respuesta, y si no respondían, lo decía más fuerte otra vez, “Nos vemos mañana, ¿de acuerdo?” De alguna manera sentía que, si no me aseguraban que los vería mañana, posiblemente no sucedería. ¿Qué pasaría conmigo si me despertara y no hubiera nadie? Parece tonto ahora, pero para un niño pequeño era muy serio.

En nuestras vidas, muchos de nosotros hemos adquirido de alguna manera la idea de que hay muchas cosas en el mundo que nos pueden alejar de Dios. Creemos que los valores mundanos, la inmoralidad o el mal en sí mismos pueden alejarnos del amor y la protección de Dios. Pero hay pocas mentiras más grandes que esto. La realidad es que, si nos encontramos lejos de Dios, la única fuerza que nos alejó fue nuestra propia elección.

En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen…y nadie las arrebatará jamás de mi mano.” Sí, somos tentados por todos lados, pero ninguna tentación puede alejarnos de Él. Desafortunadamente, a veces después de las elecciones iniciales, nos encontramos en una adicción o dependencia, haciendo imposible nuestra reconciliación con Dios sin la ayuda de amigos y seres queridos. Pero no se equivoquen, nadie ni nada puede arrebatar a las que son sus ovejas de Dios.

Cuando piensas en esto, te das cuenta de la importancia de tus acciones. El poder de tu corresponsabilidad es grande, porque al utilizar tus dones, determinas si te acercarás o te alejaras de Dios. El mundo no puede hacer eso. El diablo no puede hacer eso, ni las palabras de ilusión de un niño pequeño en la noche.

-Tracy Earl Welliver, MTS