Everyday Stewardship ~ Recognize God in Your Ordinary Moments

Breaking the Stewardship Mold

Have you noticed how we always tend to pigeonhole one another — and ourselves? “I could never serve on the Parish Council. That’s for Rick and Ellen and that whole group of people who have done it for years.” “Greg takes care of faith formation in the parish — he always has. He doesn’t need my help.” “I can’t afford to give the big bucks like those families who sit up front can. My offering wouldn’t matter even if I did increase it.”

Thinking like this is a good indication that we aren’t in conversation with God about what His will is for our lives. If we have already decided what we are and are not meant to do, we aren’t likely to pray over it, to discern it.

We have to be open to the spirit of the Lord wherever it leads us, regardless of what we or others have come to expect from us. We human beings come to believe that we are such good judges of what others can offer — or what we ourselves can offer. But God has plans for us to which we aren’t privy. God calls everyone to serve Him in the way that pleases Him best, and only He can decide what that is. Everyday Stewardship demands a continual accounting of who we can be, what we can offer — even if it’s outside our comfort zone, even if it’s something that never occurred to us before.

There’s only one Person who can tell us what God wants from us. Do we even think to ask Him?

— Tracy Earl Welliver, MTS

©LPi

LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA ~ RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS (Everyday Stewardship)

Rompiendo el molde de la corresponsabilidad

¿Has notado como siempre tendemos a encasillarnos a nosotros mismos y a otros? “Nunca podría servir en el Consejo Parroquial. Eso es para Rick y Ellen y todo ese grupo de personas que lo han hecho durante años.” “Greg se ocupa de formación de fe en la parroquia, siempre lo ha hecho. No necesita mi ayuda.” “No puedo darme el lujo de dar tanto dinero como pueden hacerlo las familias que se sientan al frente. Mi oferta no importaría incluso si la aumentara.”

Pensar así es una buena indicación de que no estamos conversando con Dios sobre cuál es Su voluntad para nuestras vidas. Si ya hemos decidido lo que debemos y lo que no debemos hacer, no es probable que oremos por ello, para discernirlo.

Tenemos que estar abiertos al Espíritu del Señor dondequiera que nos lleve, independientemente de lo que nosotros u otros hayamos llegado a esperar de nosotros. Los seres humanos llegamos a creer que somos buenos jueces de lo que otros pueden ofrecer, o de lo que nosotros mismos podemos ofrecer. Pero Dios tiene planes para nosotros de los que no estamos al tanto. Dios llama a todos a servirle de la manera que más le agrade, y solo Él puede decidir qué es eso. La corresponsabilidad diaria exige una contabilidad continua de quiénes podemos ser, qué podemos ofrecer, incluso si está fuera de nuestra zona de confort, incluso si es algo que nunca se nos había ocurrido.

Solo hay una Persona que puede decirnos lo que Dios quiere de nosotros. ¿Pensamos siquiera en preguntarle?

Tracy Earl Welliver, MTS

©LPi