Being Human is to Doubt

Humans doubt. It’s what we do. We doubt ourselves and we doubt others.

Before any of us say anything about Peter’s doubting the words of Jesus that told him he could get out of his boat and walk on water, we need to get real with ourselves: How would I respond in the same situation? I remember when I was child taking swimming lessons. One day I simply tightened up my muscles and sank. The lifeguard pulled me up and asked what happened. I said I did not know. The truth is that I was sinking under the weight of my own doubt. I did not believe I could do what clearly, I was told I could. That was only in five feet of water in a pool! Now that I’m older, I can look back and laugh. But an adult, the swimming pool is life, and I would be lying if I said that there are no longer times I find myself sinking due to new doubts.

Much of our doubt comes about because of a lack of trust in God. We place our trust in material things, wealth, or imperfect people instead of the One who is worthy of our trust 100 percent of the time. Our stewardship is often hampered by our doubt that God will provide all that we need. If I give more, I may not have enough to survive! When we place all our trust in God, not only do we find that we have been given all we need – our doubt that cause us to sink in the pool of life fades away. We don’t suddenly become perfect in our trust, and there will be times when we find ourselves with concerns again. However, it is in those moments we find that He is still there, speaking the words we need to hear: “Take courage, it is I; do not be afraid.”

– Tracy Earl Welliver

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LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA ~ RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS

Ser Humano es Dudar

Los humanos dudan. Es lo que hacemos. Dudamos de nosotros mismos y dudamos de los demás.

Antes de que alguno de nosotros diga algo acerca de las dudas de Pedro sobre las palabras de Jesús que le dijeron que podía salir de su barca y caminar sobre el agua, debemos ser reales con nosotros mismos: ¿cómo respondería en la misma situación? Recuerdo cuando era niño tomando clases de natación. Un día simplemente apreté mis músculos y me hundí. El socorrista me saco y me preguntó qué pasó. Dije que no lo sabía. La verdad es que me estaba hundiendo bajo el peso de mi propia duda. No creía que pudiera hacer lo que claramente, me dijeron que podía. ¡Eso fue solo en cinco pies de agua en una piscina! Ahora que soy mayor, puedo mirar atrás y reír. Pero como adulto, la piscina es la vida, y estaría mintiendo si dijera que ya no hay veces que me hunda debido a nuevas dudas.

Gran parte de nuestra duda surge debido a la falta de confianza en Dios. Ponemos nuestra confianza en cosas materiales, riqueza o personas imperfectas en lugar de Aquel que es digno de nuestra confianza el 100 por ciento del tiempo. Nuestra corresponsabilidad a menudo se ve obstaculizada por nuestra duda de que Dios proporcionará todo lo que necesitamos. ¡Si doy más, puede que no tenga suficiente para sobrevivir! Cuando ponemos toda nuestra confianza en Dios, no solo nos damos cuenta de que se nos ha dado todo lo que necesitamos, sino que nuestra duda que nos hace hundirnos en la piscina de la vida se desvanece. No nos hacemos de pronto perfectos en nuestra confianza, y habrá momentos en que nos volveremos a encontrar con preocupaciones. Sin embargo, es en esos momentos que encontramos que Él todavía está allí, pronunciando las palabras que necesitamos escuchar: “Ten valor, soy yo; No tengas miedo.”

– Tracy Earl Welliver

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