Buried in Your Backyard

I remember watching a television show about a high school that dug up a time capsule that students had buried 25 years earlier. They had buried it with the purpose of showing others many years later the trends of the day and how student life was at that time. It was a fun exercise and everyone — the current students as well as those now grown — laughed at the clothing styles, corny photos, and lack of technology from years ago.

I wonder how the former students felt about how they had grown in those 25 years. How many of them realized their high school dreams? Did they find their purpose in this world and feel fulfilled in life? Did they use the talents and gifts God gave them to really make a difference in the world?

We have all been given talents and gifts by God to be cultivated and offered back to Him and those around us for His glory. As time has passed, hopefully we have taken seriously our stewardship of these gifts. But sometimes out of fear, misunderstanding, or even apathy, we have taken one or more of our gifts and buried them, hiding them away from others and stifling all growth. This is no way to honor God and certainly not a path to fulfillment in life. If we have anything buried in our backyard, we might do well to dig it back up, clean it up, and begin building upon it. Like a time capsule, those things will not be buried forever. One day the giver of that gift will ask what you have done with it. When that day comes, I pray you don’t need to find a shovel.

— Tracy Earl Welliver, MTS

©LPi

LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA ~ RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS (Everyday Stewardship)

Enterrado en Tu Patio

Recuerdo haber visto un programa de televisión sobre una escuela secundaria que desenterró una cápsula del tiempo que los estudiantes habían enterrado 25 años atrás. La habían enterrado con el propósito de mostrar a otros, muchos años después, las tendencias del día y cómo era la vida estudiantil en ese momento. Fue un ejercicio divertido y todos, tanto los estudiantes actuales como los ahora adultos, se rieron de los estilos de ropa, las fotos cursis y la falta de tecnología de esos años.

Me pregunto cómo se sintieron los antiguos alumnos sobre cómo habían crecido en esos 25 años. ¿Cuántos de ellos realizaron sus sueños de preparatoria? ¿Encontraron su propósito en este mundo y se sintieron realizados en la vida? ¿Usaron los talentos y dones que Dios les dio para realmente hacer una diferencia en el mundo?

Todos hemos recibido talentos y dones de Dios para ser cultivados y ofrecidos a Él y a quienes nos rodean para Su gloria. Con el paso del tiempo, espero que hallamos tomado en serio nuestra corresponsabilidad de estos dones. Pero a veces por miedo, malentendidos o incluso apatía, hemos tomado uno o más de nuestros dones y los hemos enterrado, ocultándolos de los demás y sofocando todo crecimiento. Esta no es forma de honrar a Dios y ciertamente no es un camino hacia la realización en la vida. Si tenemos algo enterrado en nuestro patio trasero, podríamos hacer bien en desenterrarlo, limpiarlo y comenzar a construir sobre él. Como una cápsula del tiempo, esas cosas no estarán enterradas para siempre. Un día, el donante de ese don te preguntará qué has hecho con él. Cuando llegue ese día, rezo para que no necesites encontrar una pala.

— Tracy Earl Welliver, MTS

©LPi