It is not easy to confront someone who has wronged or hurt us. But it is absolutely necessary to do so in order for reconciliation to occur. We are taught to mind our own business and keep our thoughts to ourselves. When we have been hurt or wronged and we do not acknowledge and give voice to it, those feelings of hurt remain in our hearts and can eventually turn into anger. Verbalizing our feelings can diffuse them, and communicating how we actually feel brings honesty to our relationships. This is the only way that the path of love can remain open and that integrity and mutual respect can be maintained. It is no wonder that Jesus absolutely insisted upon healthy and compassionate confrontation. People don’t always realize that they are doing harm. Bringing this to light is not only good for the one who is hurt but for the one who caused the pain. The new insight and revelation may prevent the action from being repeated again.

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VIVIR LA LITURGIA ~ INSPIRACIÓN DE LA SEMANA

No es fácil confrontar a alguien que nos ha perjudicado o lastimado. Pero es absolutamente necesario hacerlo para que se produzca la reconciliación. Se nos enseña a ocuparnos de nuestros propios asuntos y mantener nuestros pensamientos para nosotros mismos. Cuando hemos sido heridos o maltratados y no lo reconocemos ni le damos voz, esos sentimientos de dolor permanecen en nuestros corazones y eventualmente pueden convertirse en ira. Verbalizar nuestros sentimientos puede difundirlos, y comunicar cómo nos sentimos realmente aporta honestidad a nuestras relaciones. Esta es la única manera en que el camino del amor puede permanecer abierto y que se puede mantener la integridad y el respeto mutuo. No es de extrañar que Jesús haya insistido absolutamente en una confrontación sana y compasiva. Las personas no siempre se dan cuenta de que están haciendo daño. Sacar esto a la luz no solo es bueno para el que está herido sino para el que causó el dolor. La nueva visión y revelación pueden evitar que la acción se repita nuevamente.

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