Titles and privileges, palaces and guards, banquets and benefits, servants and fine living, are all things earthly folks associate with kings and royalty. These have no place in Christ. To understand the kingdom of Christ and what it means to have Christ as our king, one must be willing and able to understand transformation, engagement and empowerment. To live in the kingship of Christ, we have to live deeply and contemplatively; allowing God to change not only how we act, but how we feel, think, and see. It is not an easy journey or one that is always welcomed. Sometimes, it is easier and safer to live as if Christ were our earthly king. It’s a more black and white world. But the kingdom of Christ exists in a world of gray where the hungry, thirsty, those who are strangers, naked, ill, and imprisoned find a welcome home. It is a kingdom that doesn’t always make sense, where the last are first and the weakest are most strong. World economics and secular philosophy doesn’t like this kind of king. Maybe that is why they crucified him the first time and continue to. Whatever we do to the least of God’s children, we do to God. Do you really want to inherit the kingdom?

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VIVIR LA LITURGIA ~ INSPIRACIÓN DE LA SEMANA (Live the Liturgy)

Títulos y privilegios, palacios y guardias, banquetes y beneficios, sirvientes y la buena vida, son todo lo que la gente terrenal asocia con los reyes y la realeza. Estos no tienen lugar en Cristo. Para comprender el reino de Cristo y lo que significa tener a Cristo como nuestro rey, uno debe estar dispuesto y ser capaz de comprender la transformación, el compromiso y el empoderamiento. Para vivir en el reinado de Cristo, tenemos que vivir profunda y contemplativamente; permitiendo que Dios cambie no solo cómo actuamos, sino cómo nos sentimos, pensamos y vemos. No es un viaje fácil o uno que siempre es bienvenido. A veces, es más fácil y seguro vivir como si Cristo fuera nuestro rey terrenal. Es un mundo más blanco y negro. Pero el reino de Cristo existe en un mundo gris donde los hambrientos, los sedientos, los extraños, desnudos, enfermos y encarcelados encuentran un hogar acogedor. Es un reino que no siempre tiene sentido, donde los últimos son los primeros y los más débiles son los más fuertes. A la economía mundial y la filosofía secular no les gusta este tipo de rey. Quizás por eso lo crucificaron la primera vez y continúan haciéndolo. Cualquier cosa que hagamos al menor de los hijos de Dios, se lo hacemos a Dios. ¿De verdad quieres heredar el reino?

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