Live the Liturgy ~ Inspiration for the Week

February 6, 2021

Have you ever wondered what life would be like if you could see the future and know how things turn out? While it’s intriguing to ponder what life would be like if we possessed this knowledge, actually knowing could easily rob us of the thrill, adventure, and soul-searching graces of our journey. Like Job, life does not always leave us on a happy note. Life experience can bring us face-to-face with our mortality and leave us with a profound sense of helplessness. We do not see the wholeness and fulfillment that will one day come and cannot grasp the certainty that a resolution to our plight will come our way. We need to learn how to reach for Jesus’ hand and let him help us to our feet. Living a life of faith means realizing that we are not here to figure out life on our own. In order to drink deeply of what life presents us, we have to wrestle in the depths of our souls, agonize and search, possibly reach the lowest point of desperation, and cry out for the Divine healing we need to restore our faith, hope, and love. It is no wonder that those who are touched by God’s healing power want to then serve others and show them the deeper waters that can be explored. Knowing too much can rob us of joyful surprises.

©LPi

VIVIR LA LITURGIA ~ INSPIRACIÓN DE LA SEMANA (Live the Liturgy)

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería la vida si pudieras ver el futuro y saber cómo van a suceder las cosas? Si bien es intrigante reflexionar sobre cómo sería la vida si tuviéramos este conocimiento, el conocimiento real podría fácilmente privarnos de la emoción, la aventura y las gracias de la búsqueda de nuestra alma de nuestro viaje. Como Job, la vida no siempre nos deja felices. La experiencia de la vida puede ponernos cara a cara con nuestra mortalidad y dejarnos con una profunda sensación de impotencia. No vemos la plenitud y cumplimiento que vendrá un día y no podemos comprender la certeza de que llegará una resolución a nuestra plegaria. Necesitamos aprender a tomar la mano de Jesús y dejar que nos ayude a ponernos de pie. Vivir una vida de fe significa darnos cuenta de que no estamos aquí para descubrir la vida por nuestra propia cuenta. Para beber profundamente de lo que la vida nos presenta, tenemos que luchar en lo más profundo de nuestra alma, agonizar y buscar, posiblemente llegar al punto más bajo de la desesperación y clamar por la sanación Divina que necesitamos para restaurar nuestra fe, esperanza, y amor. No es de extrañar que aquellos que son tocados por el poder sanador de Dios quieran luego servir a los demás y mostrarles las aguas más profundas que se pueden explorar. Saber demasiado puede privarnos de sorpresas gozosas.

©LPi