Everyday Stewardship ~ Recognize God in Your Ordinary Moments
January 15, 2022
It Takes All Kinds
“If every flower wanted to be a rose,” wrote St. Therese of Lisieux, “spring would lose its loveliness.”
Who is God asking you to be today? There is an obvious answer that springs to mind right out of the gate. God wants me to be a good person (a good father, a good husband) today; today, God wants me to be a saint.
But this answer fails to get to the heart of the question. We are all striving today to serve the same Spirit, but we are given different gifts to do so. The one who has the gift of knowledge may fail if today he decides he wants to be a healer. The one who has the gift of “varieties of tongues” might falter in the expression of wisdom.
Think about the wedding at Cana and the players in the scene: the servers, the guests, the bride and groom. They all have a unique role to play, and though it is to the servers that Mary gives the instruction, “Do whatever he tells you,” her words apply to all.
Today, are we called to be the servers — do we wait on God’s instruction and carry it out, no matter how foolish or impossible it may seem to our human ears? Are we asked to be the disciples, to bear witness to a miracle and to give our testimony? Are we called to imitate the Blessed Mother herself and give encouragement to follow God’s word?
Let us examine our gifts and listen in the silence of our hearts to the direction of the Spirit. Then and only then, let us do whatever He tells us.
— Tracy Earl Welliver, MTS
©LPi
LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA ~ RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS (Everyday Stewardship)
Se Necesita de Todo Tipo
“Si cada flor quisiera ser una rosa,” escribió Santa Teresa de Lisieux, “la primavera perdería su belleza.”
¿Quién te pide Dios que seas hoy? Hay una respuesta obvia que me viene a la mente rápidamente. Dios quiere que yo sea una buena persona (un buen padre, un buen esposo) hoy; hoy, Dios quiere que yo sea un santo.
Pero esta respuesta no llega al meollo de la pregunta. Todos nos esforzamos hoy por servir al mismo Espíritu, pero se nos dan diferentes dones para hacerlo. El que tiene el don del conocimiento puede fracasar si hoy decide que quiere ser sanador. Aquel que tiene el don de “varias lenguas” puede fallar en la expresión de la sabiduría.
Piensa en las bodas de Caná y los protagonistas del escenario: los servidores, los invitados, la novia y el novio. Todos tienen un papel único que desempeñar, y aunque es a los servidores a quienes María les da la instrucción, “Hagan lo que él les diga,” sus palabras se aplican a todos.
Hoy, ¿estamos llamados a ser servidores? ¿Esperamos la instrucción de Dios y la ponemos en práctica, sin importar cuán tonto o imposible pueda parecer a nuestros oídos humanos? ¿Se nos pide que seamos los discípulos, que seamos testigos de un milagro y que demos nuestro testimonio? ¿Estamos llamados a imitar a la misma Santísima Virgen y animar a seguir la palabra de Dios?
Examinemos nuestros dones y escuchemos en el silencio de nuestro corazón la dirección del Espíritu. Entonces, y solo entonces, hagamos lo que Él nos diga.
— Tracy Earl Welliver, MTS