EVERYDAY STEWARDSHIP – RECOGNIZE GOD IN YOUR ORDINARY MOMENTS
August 28, 2022
Humility and Stewardship
Some people have “the rich relation” in their family tree. Aunt Cindy, who is always traveling somewhere new and exciting. Cousin Richard and his lake house. Your sister and brother-in-law who buy a new car every year.
Oftentimes these relatives take great happiness in sharing their wealth. You can usually count on an exotic gift from Aunt Cindy’s latest adventure or an invitation to go out on Richard’s pontoon boat at the end of the summer.
Yet sometimes, that person wants something in return. Not money, of course, but something else. Attention. Flattery. Gratitude. Cindy wants you to ask her where she got the priceless artifact in Istanbul, so she can talk about the many antiquities dealers she visited. Richard wants you to ask about his new boat, so he can talk about how well business has been this year. Maybe the person just wants to know you like the gift or that the experience offered is pleasing to you.
This is a natural inclination that we all possess. There is nothing wrong with wanting to be the person people count on. There is nothing wrong with wanting to offer worthy gifts. There is nothing wrong with hoping that maybe, just a little, we might be appreciated.
What matters is the spirit we carry within our hearts when we do it. What matters is our destination as we approach that proverbial table. Are we headed for the place of honor, expecting it to be waiting for us? Or are we making our way to the lowest place, simply thankful to be invited to the meal? — Tracy Earl Welliver, MTS ©LPi
LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA – RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS (Everyday Stewardship)
Humildad y Corresponsabilidad
Algunas personas tienen “la relación rica” en su árbol genealógico. La tía Cindy, que siempre esta viajando a algún lugar nuevo y emocionante. El primo Ricardo y su casa del lago. Tu hermana y tu cuñado que compran un auto nuevo cada año.
A menudo, estos parientes sienten una gran felicidad al compartir su riqueza. Por lo general, puedes contar con un regalo exótico de la última aventura de la tía Cindy o una invitación para salir en el bote flotante de Ricardo al final del verano.
Sin embargo, a veces, esa persona quiere algo a cambio. No dinero, por supuesto, sino algo más. Atención. Adulación. Gratitud. Cindy quiere que le preguntes dónde consiguió el artefacto de valor incalculable en Estambul, para que pueda hablar sobre los numerosos comerciantes de antigüedades que visitó. Ricardo quiere que le preguntes sobre su nuevo barco, para que pueda hablar sobre lo bien que ha ido el negocio este año. Tal vez la persona solo quiera saber que te gusta el regalo o que la experiencia que te ofrece es agradable para ti.
Esta es una inclinación natural que todos poseemos. No hay nada de malo en querer ser la persona con la que la gente cuenta. No hay nada de malo en querer ofrecer regalos dignos. No hay nada de malo en esperar que tal vez, solo un poco, podamos ser apreciados.
Lo que importa es el espíritu que llevamos dentro de nuestro corazón cuando lo hacemos. Lo que importa es nuestro destino cuando nos acercamos a esa mesa proverbial. ¿Nos dirigimos al lugar de honor, creyendo que nos esta esperando? ¿O nos dirigimos al lugar más bajo, simplemente agradecidos de haber sido invitados a la comida?
— Tracy Earl Welliver, MTS ©LPi