LIVE THE LITURGY

INSPIRATION FOR THE WEEK

We can be blindly arrogant and selfish. For some, the lens through which we view life is the lens of self-benefit. Having this myopic vision, the plight and station of others are off our radar and of no genuine concern. Being self-sufficient and resilient, we can wonder if all of this “God-talk” is for real. If we believe we are solely responsible for our destiny and well-being, what place is there for God? Tangible faith requires an actual change of heart, a conversion. It involves walking a courageous journey of transformation that consists of a shift in priorities and focus. Humility becomes the order of the day. An authentic loving relationship with God blossoms within a person’s soul. God becomes an ever-faithful companion. Whether this faith is stumbled upon because of messages heard from prophets in our midst or from someone coming back from the dead, the journey is the same. Faith has to be owned and become something permanent. If we are unwilling to lose the arrogance, any truth-filled message will fall on deaf ears. ©LPi

VIVIR LA LITURGIA – INSPIRACIÓN DE LA SEMANA (Live the Liturgy)

Podemos ser ciegamente arrogantes y egoístas. Para algunos, el lente a través del cual vemos la vida es el lente del beneficio propio. Teniendo esta visión miope, la difícil situación y la posición de los demás están fuera de nuestro radar y no son una preocupación genuina. Siendo autosuficientes y resistentes, podemos preguntarnos si todo este “hablar de Dios” es real. Si creemos que somos los únicos responsables de nuestro destino y bienestar, ¿qué lugar hay para Dios? La fe tangible requiere un verdadero cambio de corazón, una conversión. Implica emprender un valiente viaje de transformación que consiste en un cambio de prioridades y enfoque. La humildad se convierte en el orden del día. Una auténtica relación de amor con Dios florece en el alma de una persona. Dios se convierte en un compañero siempre fiel. Ya sea que se tropiece con esta fe debido a los mensajes escuchados de los profetas entre nosotros o de alguien que regresa de entre los muertos, el viaje es el mismo. La fe tiene que serse apropiada y convertirse en algo permanente. Si no estamos dispuestos a perder la arrogancia, cualquier mensaje lleno de verdad caerá en oídos sordos. ©LPi