EVERYDAY STEWARDSHIP~RECOGNIZE GOD IN YOUR ORDINARY MOMENTS
April 2, 2022
Make a Way
What’s your comfort zone: emotionally, professionally, personally? We all have one. But did you realize that you can have one spiritually? Think about what you like and what you don’t particularly enjoy when it comes to church, prayer, and liturgy. We all have “those songs” we crinkle our noses at, either because they’re too modern or too old-fashioned. We all have “those people” in our parish whose ideas we aren’t so sure about, whether that’s because they’re trying to change too much or because they seem always to be looking toward the past. Also, when was the last time you sat on the OTHER side of the church during Mass?
As much as we may not want to admit it, even (and especially) as people of God, we get deeply attached to our own personal comfort zones — and we tend to view those outside with distrust.
But what if God had a comfort zone? What if He viewed us, in our sin and our misery, as too “far away” from Himself to reach? Thankfully, our God is a God who “opens a way in the sea and a path in the mighty waters.” Our God is a God who does “something new.”
The call to stewardship demands that we look outside of ourselves. Our thoughts, our opinions, our preferences — these things are not important to the steward. Even if there is a vast, dry desert of discord, or a seemingly endless wasteland of opposing views between us and our neighbor, God challenges us to “make a way” out of our comfort zone, that together we may announce His praise.
— Tracy Earl Welliver, MTS
©LPi
LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA~RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS (Everyday Stewardship)
Hacer un camino
¿Cuál es tu zona de confort: emocionalmente; profesionalmente; personalmente? Todos tenemos una. Pero ¿te habías dado cuenta de que puedes tener una espiritualmente? Piensa en lo que te gusta y lo que no disfrutas en particular cuando se trata de la iglesia, la oración y la liturgia. Todos tenemos “esos cantos” ante los que arrugamos la nariz, ya sea porque son demasiado modernos o anticuados. Todos tenemos “esas personas” en nuestra parroquia cuyas ideas no nos convencen, ya sea porque están tratando de cambiar demasiado o porque parecen estar siempre mirando hacia el pasado. Además, ¿cuándo fue la última vez que te sentaste del OTRO lado de la iglesia durante la misa?
Por mucho que no queramos admitirlo, incluso (y especialmente) como pueblo de Dios, nos apegamos profundamente a nuestras propias zonas de confort personal, y tendemos a ver a los que están afuera con desconfianza.
Pero ¿y si Dios tuviera una zona de confort? ¿Qué pasaría si Él nos viera, en nuestro pecado y nuestra miseria, como demasiado “lejos” de Él mismo para alcanzarlo? Dichosamente, nuestro Dios es un Dios que “abrió un camino en el mar y un sendero en las aguas impetuosas.” Nuestro Dios es un Dios que hace “algo nuevo.”
El llamado a la corresponsabilidad exige que miremos más allá de nosotros mismos. Nuestros pensamientos, nuestras opiniones, nuestras preferencias: estas cosas no son importantes para el corresponsable. Incluso si hay un desierto vasto y seco de discordia, o un baldío aparentemente interminable de puntos de vista opuestos entre nosotros y nuestro vecino, Dios nos desafía a “abrir un camino” fuera de nuestra zona de confort, para que juntos podamos anunciar Su alabanza.
— Tracy Earl Welliver, MTS
©LPi