EVERYDAY STEWARDSHIP~RECOGNIZE GOD IN YOUR ORDINARY MOMENTS
April 23, 2022
The World Is Watching
If you’re a parent, you know this to be true: the world is watching. All it takes is one slip-up — one bad word, one selfish action, one uncharitable commentary, and that’s the thing your child seems to notice.
When he or she calls you on it, the only thing you can do is come clean. “Yep, I did that,” you have to say. “I’m a work in progress, but luckily, God never stops working.”
I think it’s fair to say that we don’t think enough about the wounds of Christ. It’s a little understandable, of course. Our human bodies flinch at the sight of such pain and mortification. It’s a lot to handle, the physical trauma of a crucifixion. It carries an R rating in a PG world.
But the wounds of Christ are the only thing that could make Thomas believe. Literally nothing else was so powerful, not even the testimony of his most trusted friends. Only by looking at and feeling the torn flesh — by beholding that messy reality — did this Apostle, this actual companion of Christ, come to believe in the Resurrection.
“Christ has no body now but yours,” goes the famous quote attributed to St. Teresa of Avila. What she’s saying is that we have become the means through which God chooses to accomplish His will in the world. Us, the broken. Us, the weary. Us, the imperfect. Yes, miraculous events and apparitions still occur from time to time, but by and large, if a person is going to come to believe in Jesus Christ in this day and age, it will be because of something we Christians do or say.
Christ has no wounds now but ours. Our brokenness, our weariness, our imperfection — our reality. It all belongs to him, and the world is watching. — Tracy Earl Welliver, MTS ©LPi
LA CORRESPONSABILIDAD DIARIA~RECONOCER A DIOS EN LOS MOMENTOS ORDINARIOS (Everyday Stewardship)
El mundo está observando
Si eres padre, sabes que esto es cierto: el mundo está observando. Todo lo que se necesita es un desliz: una mala palabra, una acción egoísta, un comentario poco caritativo, y eso es lo que tu hijo parece notar.
Cuando él o ella te lo hace notar, lo único que puedes hacer es confesarlo. “Sí, hice eso,” tienes que decir. “Soy un trabajo en progreso, pero afortunadamente, Dios nunca deja de trabajar.”
Creo que es justo decir que no pensamos lo suficiente en las heridas de Cristo. Es un poco comprensible, por supuesto. Nuestros cuerpos humanos se estremecen al ver tanto dolor y mortificación. Es mucho para manejar, el trauma físico de una crucifixión. Lleva una calificación R en un mundo PG.
Pero las heridas de Cristo son lo único que podía hacer creer a Tomás. Literalmente, nada más era tan poderoso, ni siquiera el testimonio de sus amigos de más confianza. Solo mirando y sintiendo la carne desgarrada, al contemplar esa realidad complicada, este Apóstol, este verdadero compañero de Cristo, llegó a creer en la Resurrección.
“Ahora, Cristo no tiene más cuerpo que el tuyo,” dice la famosa cita atribuida a santa Teresa de Ávila. Lo que ella está diciendo es que nos hemos convertido en el medio a través del cual Dios elige para cumplir Su voluntad en el mundo. Nosotros, los rotos. Nosotros, los cansados. Nosotros, los imperfectos. Sí, eventos milagrosos y apariciones todavía ocurren de vez en cuando, pero en general, si una persona va a llegar a creer en Jesucristo en esta época, será por algo por lo que los cristianos hacemos o decimos.
Ahora, Cristo no tiene más heridas que las nuestras. Nuestro quebrantamiento, nuestro cansancio, nuestra imperfección, nuestra realidad. Todo le pertenece a él y el mundo está observando.
— Tracy Earl Welliver, MTS ©LPi